INFEST-IVAL XII Siguen sonando los metales!

Por: Arif Togato

Monterrey, Mèxico.

 

El sábado 4 de mayo de 2013 se llevóa cabo la 12va entrega del InFest-Ival en el Live Bar, ubicado sobre la calle Ruperto Martínez, casi llegando a Cuauhtémoc, en el centro de La Ciudad.


Pareciera que la escena del metal está decaìda desde hace un par de años en Monterrey. Al principio el bar semidesèrtico obligò a los organizadores a aplazar una hora el inicio del evento, que estuviera pactado originalmente a las 18:00 hrs. La nostalgia me invadió cuando vinieron a mì los recuerdos de las tocadas en el extinto Ibex, en el entonces punto de encuentro: Barrio Antiguo.

 

No fueron cuestión de horas sino de minutos para que el lugar se fuera poblando poco a poco, y como efecto colateral, las bandas en turno plasmaron toda su energía en conjunto en la música creada por ellos mismos, la misma que hipnotizó al público que se multiplicó durante la última hora transcurrida hasta entonces.


Algo le faltaba a la reacción de la audiencia: no se veían las melenas agitándose ni se escuchaban los gritos eufóricos casi neuróticos que tanto marcaron la conducta de muchos de nosotros, la última generación que alcanzó los residuos de oro de Barrio Antiguo.

 

Sin embargo, en esos ambientes y en éste estilo de vida, mucho pesan las corazonadas, asì que quise entender lo que sucedìa en medio de mi frustraciòn personal: a pesar de que no pareciera la clase de sainetes de la vieja escuela, los asistentes idos en la música, que se escuchó en todo momento con absoluta nitidez por la calidad de audio del lugar, borraron la espantosa imagen mental que se formara cualquier ortodoxo del estilo de vida metalero. Entonces encontrè la diferencia de los viejos tiempos con la de la escena actual: ¡los jóvenes!, se veían más caras de entre 18-25 años entre el público, y no como antes, cuando los más chavos éramos los menos en números de asistentes.


La imagen de público hipnotizado se fue desquebrajando conforme transcurrió la noche, las nuevas generaciones van entendiendo de qué se trata la escena, a pesar de la mala imagen que se puede uno formar por la situación de La Ciudad.

 

Confieso que volvió a mí la esperanza en la escena, pues el cuatro de mayo se vio: un festival de metal con once bandas independientes con material original de su autoría, nuevas generaciones con sed de buena mùsica, jóvenes que buscan en éste estilo de vida un escape sano de la realidad, una organización que le da la importancia debida a todas las cuestiones técnicas para el disfrute al 100% de un evento de este calibre.


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